Lu Zhaozhao agarró frenéticamente sus solapas, pero de repente arrancó los botones de su cuello.
Todo su cuerpo se tensó por los nervios.
En el momento adecuado, la gran mano de Sinian Song pasó a través de su cascada de cabello negro y aseguró su pequeña cabeza, ofreciéndole suficiente apoyo para finalmente liberar espacio para susurrar en su oído:
—Estoy aquí, no tengas miedo.
Su voz era baja y áspera, como si la estuviera hechizando.
Sorprendentemente, su cuerpo tenso se relajó por completo, pero al segundo siguiente, cuando su aliento la cubrió nuevamente, su corazón se quedó intensamente en suspenso.
Sinian Song la dominaba completamente, dejándola incapaz de hacer otra cosa que responderle.
Parecía disfrutar de esta sensación, girando y retorciéndose a voluntad, dominante pero tierno.
Abrumada por su persecución, las pequeñas manos de Lu Zhaozhao palmearon apresuradamente sus hombros:
—Mm, yo, me equivoqué, digo... ah...