—Xia Chuyi, eres tan tosca y prepotente, ¡prácticamente eres una arpía!
—¿Cómo puedes siquiera compararte con Lanlan? Lanlan es amable, frágil y dulce, ¡definitivamente no está en la misma categoría que tú!
—¿Cómo podría yo posiblemente despreciar a Lanlan y sentir atracción por ti?
Las palabras de He Qing sonaban inquietantemente familiares.
Dos vidas ya, algunas cosas habían cambiado, pero otras no.
—Xia Chuyi, yo, He Qing, definitivamente no te querré, no me casaré contigo, ¡simplemente ríndete ya!
La mirada de He Qing hacía parecer como si Xia Chuyi fuera algún tipo de criatura abominable.
—¡Tú! —Wang Xiaofang no pudo soportarlo más, sus ojos ardiendo de ira.
Xia Chuyi se sintió algo conmovida por dentro.
Con solo un puñado de cacahuetes, había comprado su lealtad, la había utilizado, y aun así ella sentía un afecto real hacia ella.
Si hubiera una oportunidad, seguramente le devolvería este parentesco.