Engañado Por El Viejo

—¿Así que... me estás presentando a tu nieta?

—Sí —Conrad sonrió antes de asentir—. Solo soy un hombre que cree en la gratitud. Y un poco en hacer de casamentero.

Gray lo miró fijamente.

—¿Y no crees que esto es un poco... excesivo?

—Tal vez —admitió el anciano—. Pero soy viejo, Gray. También quiero ver a mi nieta feliz. ¿No te da lástima este pobre viejo?

Gray frunció ligeramente el ceño, sin saber qué decir. Pero antes de que pudiera responder, algo hizo clic en su cabeza. El nombre Conrad Everett no le era desconocido. Y cuanto más pensaba en ello, más comenzaba a recordar algo de hace años.

Era un titular sobre una tragedia.

Sus ojos se abrieron lentamente cuando lo recordó.

Años atrás, un devastador accidente automovilístico conmocionó a todo el país. Fue una colisión a alta velocidad en una autopista lluviosa. La única hija de Conrad Everett y su esposo, ambos figuras prominentes en el mundo empresarial, habían muerto en el acto.