Un Pequeño Problema

Su primer día en el condominio pasó lentamente.

Pasaron la primera hora simplemente caminando alrededor, revisando todo nuevamente, como si todavía no pudieran creer que todo era real. Lily abrió cada puerta para ver qué había dentro de cada habitación.

Gray probó los interruptores de luz, jugó con los altavoces incorporados, e incluso probó el panel táctil que controlaba las cortinas. Cuando las cortinas opacas se cerraron con un suave zumbido, Lily jadeó como si acabara de ocurrir magia.

—¡Es como magia, hermano! —susurró en el aire, medio asombrada.

—No presiones nada o lo destruirás, Lily —bromeó Gray.

Para su primera noche en el condominio, Lily suplicó por pizza, y Gray ni siquiera dudó en estar de acuerdo con ella. Se sentaron con las piernas cruzadas en el suelo de la sala de estar, usando una elegante mesa de café de mármol como su pequeña mesa de comedor.

—Siento que no debería comer aquí, hermano —dijo Lily, limpiándose los dedos con un pañuelo.