8. Claudia

Oh Claudia. Dignos son los que te admiran, y los que se pasan una vida entera rogando tu cariño. Porque eres la que se aparece en una noche fría de lluvia a consolarte. Oh, Claudia, se me caen las lágrimas de emoción cuando viene el ocaso y nos vemos en un día que estará lleno de flores. Si sentimos una mariposa en el estómago, pongamos una flor en ella para que nunca se vaya. La luz del sol se va, pero la de nuestras almas se funden, creando una luz más potente que brilla hasta la eternidad