Capítulo 17: Debes Vivir

Lily flotaba entre momentos de dolor. Su cuerpo se sentía pesado, la sangre cálida y pegajosa contra su piel. Las voces resonaban a su alrededor, distantes y débiles, como si pertenecieran a otro mundo.

Un toque suave aterrizó en su brazo—firme, cuidadoso. El sanador. Kael.

Se arrodilló junto a ella, abrió su bolsa y sacó hierbas y vendajes. Su voz era tranquila pero urgente. —¿Puedes oírme? Lily, quédate conmigo.

Revisó sus heridas rápidamente, entrecerrando los ojos. —¿Dónde te duele? ¿Puedes mover los dedos?

Lily parpadeó lentamente, su visión borrosa. Sus labios se separaron. Intentó hablar, pero no salió ningún sonido. Solo un susurro de un pensamiento articulado silenciosamente—«déjame morir».

Kael se quedó inmóvil, miró a Martha que estaba igualmente atónita.

—Bien —suspiró sin pensarlo dos veces—. No iba a perder su tiempo con alguien que no quería vivir. Había otros más merecedores de su ayuda.

Entonces—¡plaf!