Asher
Agarro el volante con tanta fuerza que dejo marcas en el cuero mientras la voz de Ojo de Lobo crepita a través del altavoz de mi teléfono. Mi paciencia —que ya pende de un hilo— se estira más delgada con cada minuto que pasa.
No pudimos encontrar a Merrick en ninguna parte. Incluso Jasper no pudo rastrearlo, al igual que no pudo rastrear a Violeta. Sigue culpando a alguna extraña magia en el área, pero no me importan las excusas; solo los resultados.
Y no tenemos ninguno.
Por eso estamos en nuestra situación actual.
—No, necesitas tomar la Avenida Spruce, no la Avenida Bruce —dice Ojo de Lobo por tercera vez.
—¡No hay ninguna puta Avenida Spruce! —Golpeo mi mano contra el volante con un gruñido bajo, mi visión tornándose roja por una fracción de segundo.
El GPS en el tablero de este coche no muestra más que un laberinto de calles con nombres similares en un maldito infierno suburbano.
—Bueno, eso es lo que dice Echo, y dado que ella es quien sabe adónde vamos...