Mu Liufeng miró las manchas de aceite que quedaron en las mangas de su túnica con una expresión resignada en su rostro. Suspiró impotente y luego procedió a tomar otro bollo de carne de la bolsa de papel aceitada. Le dio un gran mordisco a este bollo recién robado, caminó hacia la plataforma de observación donde estaban todos los maestros y tomó asiento junto al director de la Academia Piedra Blanca.