Primer Puesto

Cyran asintió, sonriendo. —Sí, lo hicimos.

—Han captado el tema maravillosamente. El contraste y la atención al detalle son excepcionales. Bien hecho, ambos. —Se volvió hacia la clase—. Un aplauso para ellos, por favor.

La clase estalló en aplausos, algunos estudiantes aplaudiendo educadamente mientras otros asentían con genuina apreciación.

Cyran sonrió radiante, dando un codazo juguetón a Eira. —¿Ves? Te lo dije. Ni siquiera asintió, habló.

Eira le lanzó una mirada de reojo pero no pudo reprimir una pequeña sonrisa. —Está bien, lo admito. Tenías razón esta vez. No dejes que se te suba a la cabeza.

—Demasiado tarde —bromeó Cyran, todavía disfrutando del elogio.

Cuando regresaron a sus asientos, Malia se inclinó con una sonrisa.

—No está mal, ustedes dos. Casi me hacen llorar. —Imitó dramáticamente secarse una lágrima falsa del ojo.

Orla puso los ojos en blanco. —No los halagues demasiado, o el ego de Cyran crecerá aún más.