El camarero entregó los menús a las tres mujeres y finalmente a Eliot. Todos hojearon las opciones, y Eliot fue el primero en hacer su pedido, seguido por Myra y luego Marianna.
Cuando llegó el turno de Eira, notó que todos se volvían hacia ella. Dudó antes de poner una expresión fingida de vergüenza.
—Uhm, nunca he probado este tipo de comida antes, y nunca he estado en un restaurante como este. No estoy segura de qué pedir. Si solo elijo algo al azar, podría no gustarme...
—Dámelo. Te ayudaré a pedir —ofreció Eliot, tomando el menú de ella con una pequeña sonrisa, aunque había un indicio de culpa en su expresión.
—Gracias, Papá —dijo Eira con una dulce sonrisa, ganándose una mirada de fastidio de Myra.
—Puedes probar... —Eliot comenzó a enumerar varios platos que eran notablemente similares a los que Eira había disfrutado en su vida pasada. Cuando terminó, sus miradas se encontraron, e intercambiaron una sonrisa cómplice.