Que comience la fiesta

A estas alturas ya era un hecho bien conocido que la Manada Colmillos Sangrientos no organizaba fiestas.

¡Desataban el caos!

Así que esta noche iba a ser otro maldito espectáculo.

La gran fiesta real de los Colmillos Sangrientos comenzó con el tipo de energía que hizo que incluso la Luna se inclinara más cerca para ver mejor. La casa de la manada estaba iluminada como una hoguera con esteroides... antorchas ardiendo... música retumbando.

Desde el momento en que las dobles puertas de obsidiana chirriaron al abrirse...

—¡ESTO NO ES UNA FIESTA! —aulló alguien desde la torre este.

—¡No se equivoquen, es una CEREMONIA DE BAUTISMO DE LOS COLMILLOS SANGRIENTOS! —gritó otra voz, ¡ya medio borracha!

Los primeros en llegar fueron la Manada Garra del Desierto. Llegaron en elegantes SUVs negros, saliendo como modelos de pasarela vestidos con sedas de obsidiana y armas disfrazadas de joyas.