Capítulo 31

Capítulo 31 - El secreto desesperado de una tía y una exigencia abrumadora

El sol de la mañana se filtraba a través de mis cortinas mientras despertaba lentamente de un sueño que me dejó con una sensación cálida e inquieta. En mi sueño, Damien me abrazaba, sus labios contra mi oído susurrando palabras que ahora no podía recordar con claridad. La sensación fantasma de sus brazos alrededor de mí persistía incluso mientras me estiraba y enfrentaba la realidad.

Gemí cuando revisé mi teléfono. Tres llamadas perdidas de Julian. Lo había estado evitando durante días, pero parecía que no captaba la indirecta. Con un suspiro, le devolví la llamada.

—Por fin —Julian respondió al primer timbre—. He estado intentando contactarte.

—¿Qué quieres? —Mantuve mi voz fría. No tenía sentido fingir cortesía ya.

—Sobre los papeles del divorcio...

Aquí vamos de nuevo. Me pellizqué el puente de la nariz.

—Solo fírmalos, Julian.