Capítulo 129 - El privilegio de ser novio y una invitación audaz
Mi teléfono vibró temprano a la mañana siguiente, con el nombre de Damien parpadeando en la pantalla. Contesté con un gemido, mi cabeza aún palpitaba por los excesos de anoche.
—Buenos días, sol —dijo, con una voz irritantemente alegre.
—¿Qué tienen de buenos? —murmuré, cubriéndome la cabeza con la manta—. Siento como si me hubiera atropellado un camión.
—¿Resaca? ¿Tan mala?
—La peor. Y es tu culpa.
Su risa fue suave.
—¿Mi culpa otra vez? ¿Cómo es eso esta vez?
—Fomentaste mi adicción al juego enviándome más fichas —dije, tratando de sonar severa pero fracasando miserablemente—. También perdí esas, por cierto.
—Lamento haberme perdido nuestra primera cita oficial —dijo, con voz seria—. Esa emergencia de negocios no podía esperar.
Me senté, haciendo una mueca por el movimiento.
—Está bien. Tienes una empresa que dirigir.
—No está bien. Quiero compensártelo. Déjame enviarte algo por tus pérdidas.