Una batalla en el sofá de la oficina

Me desperté hirviendo de rabia. Los mensajes de anoche de Liam Sterling seguían reproduciéndose en mi mente. ¡Qué descaro el de ese hombre! ¿Primero mensajes inapropiados a medianoche, luego amenazando con hacerme venir a la oficina en medio de la noche?

Dos podían jugar este juego.

Marché hacia mi armario con una nueva determinación. Si él quería probar límites, yo los empujaría de vuelta. Saqué mi falda lápiz más ajustada que todavía parecía profesional pero abrazaba cada curva. La combiné con una blusa sedosa que se hundía lo suficientemente bajo para distraer sin cruzar al territorio inapropiado. Mis tacones más altos completaron el look.

—¿Vas a algún lugar especial? —preguntó Chloe, apoyándose en el marco de la puerta de mi dormitorio con una sonrisa conocedora.

—Solo al trabajo —respondí, aplicando una capa extra de rímel—. Pero estoy declarando la guerra.

Chloe se rió.

—¿Esta guerra involucra a tu jefe imposiblemente guapo?