Mientras el auto de Vera se alejaba del edificio de Evening Gala, la curiosidad ardía dentro de mí.
—¿Qué quisiste decir allá? ¿Sobre mantener a Alistair en la oscuridad?
Vera agarró el volante con más fuerza, sus nudillos volviéndose blancos.
—Estoy harta de verlo jugar al héroe mientras te trata como basura. Alguien necesitaba romper esa imagen perfecta que tiene de Santa Ivy.
—¿Pero qué sabes tú que él no? —insistí.
Una sonrisa satisfecha curvó sus labios.
—Oh, solo el hecho de que su preciosa prometida moribunda no es más que una bruja manipuladora que ha estado planeando todo esto.
Mi corazón dio un vuelco.
—¿De qué estás hablando?
—Dame veinte minutos —dijo, haciendo un giro brusco—. Hay alguien a quien Alistair necesita conocer.
Observé las calles familiares pasar en confuso silencio hasta que Vera entró en el estacionamiento del Hospital Crimson Heights. El mismo hospital donde Ivy estaba recibiendo sus tratamientos contra el cáncer.