Escándalo, Arresto y Acusación

El pasillo fuera de la Habitación 8868 era puro caos. Los huéspedes del hotel se asomaban desde sus habitaciones, con smartphones grabando cada segundo del drama que se desarrollaba. Los gritos de Tanya resonaban por el corredor mientras se abalanzaba nuevamente sobre la mujer rubia, agarrando un puñado de extensiones de cabello que se desprendieron en su mano.

—¡Zorra rompehogares! —chilló, balanceando golpes salvajemente.

La rubia se agachó, pero la otra mano de Tanya la alcanzó en la cara, dejando marcas rojas de arañazos con sus uñas manicuradas. La sangre comenzó a brotar a lo largo del pómulo de la mujer.

—¡Quítenme a esta loca de encima! —La mujer rubia se aferraba a la sábana alrededor de su cuerpo casi desnudo, con el rímel corriendo por su cara.

Mi padre intentó separarlas, con su camisa de vestir desabotonada y colgando abierta. —¡Tanya, detente! ¡Piensa en tu presión arterial!

Comentario equivocado.