El Último Recurso

Suspiré aliviada al salir de la finca Sinclair. La reunión había sido exitosa, a pesar de mi vergonzosa entrada. La aprobación de mis diseños por parte de la Sra. Sinclair fue una victoria profesional, pero mi incómodo encuentro con Sebastián me dejó confundida.

El coche se alejaba suavemente de la mansión mientras repasaba nuestra interacción en mi mente. ¿Por qué su presencia me afectaba tan fuertemente? Esos ojos intensos, esa sonrisa sutil... Sacudí la cabeza. No podía permitirme distracciones, no con la subasta cerniéndose sobre mí.

—El restaurante en la Quinta Avenida, por favor —le indiqué al conductor, comprobando la hora en mi teléfono—. Mi abuela y Vera estarían esperando.

Treinta minutos después, entré en "El Jardín", un restaurante elegante con exuberante vegetación e iluminación suave. Al ver a mi abuela y a Vera en nuestra mesa habitual de la esquina, me apresuré hacia ellas.