## El punto de vista de Hazel
—Puedo esperar un poco más.
Las palabras de Sebastián quedaron suspendidas entre nosotros, cargadas de significado. Tragué saliva con dificultad, sin saber cómo responder a su confesión. Mi mente corría con pensamientos que no podía organizar.
—Pareces muy seguro de conseguir lo que quieres eventualmente —dije finalmente, tratando de recuperar la compostura.
Una pequeña sonrisa se dibujó en la comisura de sus labios—. No seguro. Esperanzado.
La distinción era sutil pero significativa. Envolví mis dedos alrededor de mi vaso de agua, necesitando algo que me anclara.
—Bueno —dije, aclarándome la garganta—. Fue un buen juego de veinte preguntas.
Sebastián asintió, luego su expresión cambió.
—Aunque creo que ahora es mi turno.
Parpadeé.
—¿Tu turno?
—Tú hiciste tus preguntas. Ahora me toca hacer las mías. —Su voz seguía siendo suave pero no dejaba lugar a discusión—. Así es como funciona el juego, ¿no?