Un Admirador Inesperado

## El punto de vista de Hazel

La luz del sol matutino se filtraba por la ventana de mi dormitorio, despertándome de un sueño inquieto. Mi conversación con la Abuela y la Tía Tanya sobre Sebastián me había mantenido dando vueltas la mayor parte de la noche.

Alcancé mi teléfono, revisando si había mensajes. Nada de Sebastián todavía, lo cual era inusual. Normalmente enviaba un mensaje de buenos días a esta hora. Su ausencia dejó una extraña sensación de vacío en mi pecho que no estaba lista para examinar demasiado de cerca.

Un suave golpe en mi puerta interrumpió mis pensamientos.

—¿Hazel? ¿Estás despierta? —llamó la voz de mi abuela.

—Sí, pasa —respondí, sentándome contra el cabecero de mi cama.

Entró, ya vestida para el día con su cómodo vestido floral, llevando una taza de té. El familiar aroma a manzanilla llegó hasta mí cuando la colocó en mi mesita de noche.