Capítulo 46 - Un Rey al Límite

Agarré el volante con tanta fuerza que crujió bajo mis dedos. El dolor agudo en mi pecho había sido constante durante días, una manifestación física de la distancia entre mi pareja y yo. Mi cabeza palpitaba. Cada terminación nerviosa parecía estar en llamas.

—Toma la próxima a la derecha —indicó Silas desde el asiento trasero, con voz tensa.

Giré bruscamente el SUV, ignorando el gruñido de protesta de Jax a mi lado. Mi Beta me lanzó una mirada de reojo pero sabiamente mantuvo la boca cerrada.

—¿Nos estamos acercando? —exigí, sin molestarme en disimular el gruñido en mi voz.

El brujo suspiró.

—Como he dicho las últimas siete veces que preguntaste, sí. Nos estamos acercando.

—¿Entonces por qué no puedo sentirla? —Las palabras salieron más desesperadas de lo que pretendía.