Capítulo 50 - El Lobo Entre Nosotros

—¿Por qué?

La voz de Kael cortó el aire nocturno como una navaja. Sus ojos —tormentosos e indescifrables— se fijaron en mí con una intensidad que me puso la piel de gallina.

—¿Por qué te sentiste aliviada de verlo vivo? —insistió, dando un paso más cerca.

Me mantuve firme, aunque cada instinto me gritaba que corriera.

—Porque no soy un monstruo. No quiero que la gente muera por mi culpa.

—¿Eso es todo? —su tono sugería que no me creía.

—Sí, eso es todo —respondí bruscamente—. ¿Qué pensabas? ¿Que tengo sentimientos por él?

El músculo en la mandíbula de Kael se tensó.

—¿Los tienes?

—¡No! Me ayudó a escapar. Eso es todo.

Kael se acercó más, invadiendo mi espacio personal. Su aroma —pino e invierno— me envolvió, haciendo que mi cuerpo traicionero reaccionara. Mi corazón martilleaba en mi pecho, pero no enteramente por miedo.

—Vendrás conmigo —dijo, extendiendo la mano hacia mi brazo.