—Ancestro Mayor, ¿qué está haciendo? Por favor, no haga esto —gritó ansiosamente Mu Can, pero aún incapaz de cambiar su destino.
—Relájate, pronto terminará. Eres el junior que más amo. El Ancestro Mayor no dejará que sufras —se rió el Anciano del Pabellón Marcial de manera espeluznante.
Esa expresión parecía la de un ladrón que había encontrado un tesoro, y también como un niño que había obtenido un juguete nuevo.
Con una suave formación de manos, una figura casi transparente emergió lentamente del cuerpo del Anciano del Pabellón Marcial, cuyo cuerpo luego se desplomó en el suelo.
Al golpear el suelo, el cuerpo se convirtió en polvo, y una ráfaga de viento se llevó los últimos rastros que dejó en este mundo.
La figura transparente que emergió del cuerpo resultó ser un joven apuesto, vagamente parecido al Anciano del Pabellón Marcial en su juventud.