Capítulo 133: 3 Demandas

Mirando a Águila Roja, que parecía mentalmente perturbado, Mu Can se quedó sin palabras.

Ahora, Águila Roja parecía tener la inteligencia de un niño de diez años, un marcado contraste con el asesino decidido que solía ser.

El cambio fue tan dramático que el Águila Roja de plumas rojas en realidad se veía algo lindo.

—¿Por qué te mentiría? —preguntó Mu Can impotente.

—Quién sabe, debes estar celoso de que soy guapo —replicó Águila Roja con arrogancia.

Mu Can chasqueó sus dedos ligeramente, golpeando la cabeza de Águila Roja—. Lárgate de aquí, mira lo lleno de ti mismo que estás.

—¡Ay! ¿Cómo te atreves a golpearme? —gritó Águila Roja de dolor por el golpecito de Mu Can en su cabeza.

—Pórtate bien, o te guisaré y te comeré —amenazó Mu Can.

Tratar con niños desobedientes requería una educación adecuada, y Mu Can parecía haberse metido en el papel.