Mu Can abrió lentamente los ojos, pero en lugar de la familiar Nube Púrpura, dos pequeñas caras peludas aparecieron en su vista.
Resultaron ser dos monos que lo miraban con preocupación.
Chasqueando suavemente los labios, Mu Can detectó una rica fragancia de vino en su boca. Mirar a los dos monos sosteniendo calabazas frente a él era bastante confuso.
—No tienen malas intenciones —llegó la voz de Nube Púrpura.
Sin saber por qué estaba aquí, pero al escuchar la voz de Nube Púrpura, Mu Can se sintió tranquilo. Con Nube Púrpura allí, su seguridad no era una preocupación.
—¿Qué pasó hace un momento? ¿Cuánto tiempo estuve inconsciente? —preguntó Mu Can.
Quería saber por qué había terminado aquí.
—No fue mucho tiempo; estos monos te encontraron tan pronto como te desmayaste y te trajeron aquí. No tenían malas intenciones e incluso te dieron su preciado Vino de Mono —explicó Nube Púrpura.
Mu Can olió el aromático Vino de Mono en el aire; este era el mejor vino que jamás había olido.