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Los días siguientes transcurrieron en un frenesí de rabia tanto para Leo como para Su Yang, sus temperamentos ardiendo como un incendio descontrolado.
Se movían como hombres poseídos, lanzándose a su entrenamiento con una intensidad temeraria, impulsada por la humillación y alimentada por una insaciable necesidad de redención.
Pero la vida en la academia no los dejaba en paz.
Los estudiantes a su alrededor no les permitían olvidar la humillación que sufrieron hace unos días, ya que cada vez que entraban a una clase, comenzaban las risitas y los susurros, y dondequiera que caminaban, las sonrisas burlonas los seguían, la silenciosa burla persistiendo como un hedor imposible de eliminar.
Y para colmo, durante la clase de "Fundamentos de Teoría Mágica", Leo encontró algo nuevo esperándolo: una simple nota en su escritorio.
Un mensaje simple y provocador escrito con una caligrafía desordenada y garabateada:
[Yu Shen va a matarte el domingo.]