Todavía Un Líder

(Sede del Gremio de las Serpientes Negras, Ala de Recuperación, Dos días después)

El hombre sentado en la esquina de la cámara reforzada parecía Dupravel Nuna.

Hablaba como él.

Daba órdenes como él.

Pero Antonio ya no estaba seguro de si realmente era él.

Dupravel estaba sentado encorvado en el suelo, no en la cama. Sus ojos se movían nerviosamente por la habitación, sin encontrarse nunca con la mirada de nadie. Sus labios se movían incluso cuando estaba en silencio, como si murmurara a voces que solo él podía escuchar.

Su brazo izquierdo —desgarrado días atrás por rascarse compulsivamente— todavía sangraba en algunas zonas, pero seguía arañándolo de todos modos, como si al arrancar suficiente piel, finalmente pudiera limpiarse de la mancha.

—Dupravel —dijo Antonio suavemente, sentado a unos metros en un taburete—. Habla conmigo.

—Estoy hablando —respondió el hombre, con voz débil y desigual—. Simplemente no estás escuchando lo suficientemente rápido.