(Ciudad Colmillo Gemelo, Distrito del Gremio, Principios de la tarde)
Leo pasó las horas antes de su reunión en silenciosa observación, deambulando por los callejones interconectados y las vías circulares del distrito del gremio.
Se mantuvo en las sombras, no por miedo, sino por costumbre, mientras sus ojos se detenían en la arquitectura local: monumentos construidos para glorificar a los asesinos y murales pintados en rojos apagados que representaban asesinatos legendarios.
Luego se detuvo en los mercados exteriores, donde los herreros pregonaban dagas ligeras y calzado que mejoraba el sigilo, y donde un puesto que vendía guantes resistentes a toxinas estaba justo al lado de otro que ofrecía dulces que paraban el corazón disfrazados como golosinas para niños.
Nadie aquí hacía preguntas y todos cuidaban de sí mismos, mientras Leo se sentía extrañamente como en casa.
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(Ciudad Colmillo Gemelo – Bistró Lirio Venenoso, 1:57 PM)