(Mundo Detenido en el Tiempo, 5 Kilómetros dentro del Bosque de la Muerte)
Pasaron los minutos, y la niebla que rodeaba al equipo no dejaba de espesarse.
Seguía subiendo cada vez más alto, elevándose desde sus pechos hasta sus cuellos, mientras Patricia —la más baja del grupo con 1,78 metros— ahora tenía sus gafas de visión nocturna sumergidas bajo la línea de niebla, lo que le hacía imposible ver más de medio metro en cualquier dirección.
Las sombras parpadeaban donde no debería haber ninguna, los árboles desaparecían en la blancura de la niebla, y el camino por delante parecía estrecharse, colapsando en un corredor de bruma fantasmal.
—Todos, enlácense. Usen la misma mano con la que sostienen su piedra de maná para agarrar la muñeca de la persona que tienen delante —instruyó Raiden, mientras cada uno de ellos extendía la mano para sujetar la muñeca o el antebrazo del que iba delante, moviéndose en fila india como niños cruzando un campo de batalla.