La Desaparición del Rastro

(Mundo Detenido en el Tiempo, 31 Kilómetros desde el Punto de Entrada, Cresta de Pastizales Cenicientos)

El grupo se había vuelto notablemente más silencioso desde que encontraron el rastro del humano contaminado.

Patricia, antes juguetona y coqueta, ahora caminaba en un sombrío silencio con su daga desenvainada y en posición baja, mientras el habitual contoneo en su paso había sido reemplazado por cautela.

Karl se sobresaltaba con cada ráfaga de viento, tropezando más de una vez mientras luchaba por mantener el ritmo sin caerse sobre sus propios pies, la tensión en sus hombros delatando su creciente ansiedad.

Los demás no estaban más tranquilos, cada uno agarrando una piedra de maná en una mano para absorber un flujo constante de maná limpio, mientras su mano dominante permanecía enrollada alrededor de la empuñadura de un arma, lista para atacar en cualquier momento.