—Cuando el verdadero Dragón se levante... el culto se levantará con él. ¡De eso estoy seguro! —dijo Soron con confianza, y fue esa certeza inquebrantable la que finalmente tranquilizó a Mavern.
No era que Mavern no creyera en la antigua profecía.
Como todo verdadero seguidor del culto, él también creía en el eventual ascenso del Dragón. Pero siglos de fracasos habían comenzado lentamente a desgastar esa fe.
—Hay un chico —dijo Mavern cuidadosamente—. Nació en un planeta sin mana, pero después de una serie de eventos que cambiaron su vida, ahora es un candidato principal para convertirse en el próximo Dragón.
El Duodécimo Anciano lo está nutriendo actualmente, aunque se niega a traerlo al redil del culto hasta que el chico esté verdaderamente listo.
—¿Un planeta sin mana, dices? Jaja... sí, recuerdo —Soron se rió, su tono aligerándose.