Los dos policías se sorprendieron y dirigieron sus miradas interrogantes hacia el Gran Gordo Liu.
El Gran Gordo Liu abrió la boca, a punto de hablar, cuando Han Lian se le adelantó con voz severa:
—Equipo Liu, ¿podría pedirle como favor personal que no le pongan esposas?
Los labios del Gran Gordo Liu temblaron ligeramente, y una extraña sonrisa apareció en su rostro mientras decía:
—Ya que la Capitana Han lo ha pedido, sería una falta de respeto no cumplir. ¡Bien, haremos como desea la Capitana Han!
Entendiendo la situación, un oficial a cada lado sujetando los brazos de Xie Lina, la escoltaron escaleras abajo y la metieron en un coche patrulla.
El Gran Gordo Liu le dirigió una mirada a Han Lian y dijo:
—Capitana Han, este caso es de gran importancia. Si no se maneja bien, será difícil explicarlo a todas las partes involucradas. ¡Debe manejarlo con cuidado!
Han Lian asintió solemnemente:
—Por favor, esté tranquilo, Equipo Liu, lo manejaré con precaución.