Chapter 18: "Secrets, Plunder, and Runes in the Dark"

Li Wei descendió por la ladera sur de las Montañas Rotas, mientras el sol se filtraba entre las hojas como hojas de jade. Tras él se encontraba su escondite tras la cascada, ahora transformado en un laboratorio improvisado donde el fuego hablaba más que los manuales. Su objetivo era claro: reunir tres ingredientes cruciales para comenzar su entrenamiento rúnico: Polvo de Hueso Espiritual, Raíz de Niebla Lunar y Fragmento de Cristal de Resonancia Menor.

El terreno pronto se volvió traicionero, y cada paso levantaba cenizas calientes mientras el aire olía a hierro fundido. Las Colinas de Ceniza Crepitante hacían honor a su nombre por algo. Con un detector espiritual improvisado (un colgante resonante prestado de Ignis), Li Wei caminaba con el sigilo de un ladrón culpable.

Espléndido. Aquí estoy, buscando huesos mágicos, mientras intento evitar convertirme en una barbacoa involuntaria, pensó.

Un crujido. Un Jabalí de Magma Mediano emergió con el hocico incandescente, excavando junto a un esqueleto brillante. Ignis murmuró:

No uses la fuerza bruta. Busca la distracción. Sé el humo, no la llama.

Li Wei lanzó una píldora explosiva ilusoria. El jabalí se desvió, confundido. Corrió, extrajo fragmentos de hueso con su daga espiritual y... ¡otro jabalí! Más grande, con colmillos de obsidiana. El suelo tembló. Li Wei maldijo su suerte y echó a correr.

"¡Ignis, ideas!"

"Deslízate por la grieta izquierda. Ahora."

Rodó justo a tiempo. El jabalí embistió y cayó en un charco de lodo volcánico. Ignis usó su energía para sellar la grieta momentáneamente. Li Wei, respirando con dificultad y con el pelo chamuscado, vio el polvo de hueso ya en su mochila. Pero no tuvo tiempo de celebrar.

Un enjambre de Avispas Carbónicas emergió del suelo, atraídas por la energía espiritual de los huesos. Li Wei lanzó una nueva píldora explosiva, menos potente, pero suficiente para dispersar a las más cercanas. Una de ellas lo picó en el cuello.

"¡Maldita sea! ¿Esto era parte del trato?", refunfuñó mientras tomaba una pastilla desintoxicante.

"Si fuera fácil, todo el mundo ya estaría usando runas", replicó Ignis con sarcasmo.

Li Wei colocó una de sus mejores píldoras frente a él. El espíritu la observó y luego desapareció entre la niebla. Las raíces se liberaron. Pero al tocarlas, la niebla tomó forma y atrapó sus tobillos como si tuviera voluntad propia.

"¡Cortando Qi, ahora!" ordenó Ignis.

Li Wei canalizó su energía como una espada. El aura lo rodeó, atravesó la niebla y lo liberó, jadeando. Apretó los dientes mientras arrancaba las raíces. Una victoria sin golpes... qué raro, pensó.

Se dirigió directamente a las Cavernas del Eco Durmiente. Los cristales cantaban, y los ecos eran trampas invisibles. Pronto, un Espectro de Resonancia emergió de las paredes. Un rugido sónico lo lanzó por los aires.

¡Dirige el Qi hacia tus oídos! ¡Sella tu mente al eco! —gritó Ignis.

Li Wei respiró hondo y selló su consciencia. El mundo quedó en silencio. Se abalanzó, agarró un cristal brillante y retrocedió, pero el espectro giró y atacó de nuevo.

Sin técnicas rúnicas a su disposición, Li Wei improvisó. Rompió uno de los cristales menores y lo arrojó con fuerza contra el espectro. El impacto generó una explosión sónica que desestabilizó la forma de la entidad.

Fue suerte... o puro instinto. Pero funcionó.

Justo cuando creía haberlo logrado, una vibración secundaria del cristal liberó una horda de murciélagos espirituales que se alimentaban de sonidos. Lo rodearon, chillando.

"¡Ignis!" exclamó Li Wei, cubriéndose.

La llama rugió desde su mar espiritual, conjurando un muro ilusorio de fuego. Las criaturas retrocedieron, confundidas, y Li Wei aprovechó la oportunidad para escapar, medio quemado, pero con vida.

Regresó al santuario tras la cascada con sus tres tesoros. Ignis lo esperaba, impaciente.

Ahora, zorrito, empezarás a trazar el círculo interior. Usa el polvo de hueso como tinta.

Li Wei obedeció. Mano temblorosa, caricias firmes.

La raíz estabiliza los canales. Frótala con Qi. Ahora, incrusta el cristal en el centro.

La runa brilló, vibró... y se activó. Un escudo de Qi lo envolvió.

Hoy no morí. Hoy aprendí a escribir con el mundo. Mañana... quizás escriba mi destino.

Ignis se rió. "No eres tan inútil como pareces".

Li Wei sonrió. El camino de las runas acababa de comenzar.