Capítulo 7: El turno del par.

La sonrisa iba de lado a lado en su rostro. La emoción que bañaba su espíritu era entrañable. Estudiaba el panorama con sus manos en la cintura, inhalando exageradamente el aire fresco que proporcionaba el paraje. La pequeña criatura que le acompañaba trepó por los pliegues de la ropa y se coló sobre su hombro.

—Qué bien se siente estar sin cadenas. No sé qué tipo de suerte he tenido últimamente que me la paso encerrado.

—¿Cuándo pensabas contarme de tu nueva adquisición, duende?—cuestionó la criatura refiriéndose a la tercera daga que dejó Zeta antes de caer inconsciente.

—¡Oh, cierto!—recordó el chico y la sacó de su cinturón. —Te la iba a enseñar antes de que nos interrumpiesen aquel día. ¿Recuerdas? Los viejos parece que las coleccionaban. Es esmeralda y linda para hacer juego con las otras.—Ante la mirada juzgadora de su compañero, continuó—¡Ah!, y claro, su hoja está hecha con obsidiana... Por eso me la quedé. ¿Quién sabe cuándo voy a perder alguna entre tanto viaje, no?

—Hhhh—suspiró Darky, decepcionado de su compañero.—Es que tanta estupidez no trae remedio...

—¡Ya me ofendes solo por cabrearme maldito peludo! Solo traes envidia.—finalizó el chico devolviéndola al lugar y estirando el labio inferior con repudio y volteando el rostro.

Axhel, entonces, comenzó a saltar entre el mar de troncos a su alrededor. Casi medio kilómetro a la redonda había caído. Darky le acompañaba, dudoso de sus capacidades mentales para la edad.

—Debemos encontrarle antes de que vuelva a estar en una situación favorable.—sugirió Darky.

—Eso voy a hacer. Solo estiraba mis piernas.—se detuvo entonces—¡Cara de pasa! ¡Aquí estamos esperándote!—gritó con sus manos a modo de megáfono para "amplificar" el ruido.

—¿De qué tamaño es tu cerebro, idiota? Tómate esto seriamente.

—Verás cómo sale. Tú solo confía.—su compañero solo gruñó, rindiéndose a dialogar.

Ante la falta de respuesta del monstruo que yacía enterrado, otros cuantos insultos a su físico salieron de la boca del enano durante un par de minutos más. Entonces, una explosión de madera se desencadenó. Un poco de todo voló por los cielos y, entre la polvareda, la bestia brotó.

—¿Qué decías?—provocó el chico. Darky llevó su pata al rostro, decepcionado.

"¡Maldita bola de carne!"

La criatura salió enfurecida, deseosa de encontrar al caballero que le había dejado en ridículo hace unos momentos. Su sorpresa se agudizó cuando vio que el rival había cambiado.

“Tiernos...”

—Sí. Lo siento, una lástima que así haya sido la última vez que le veas... Ser humillado por un humano debe ser lo peor para ustedes.

“¡Maldito tierno!”

El monstruo lanzó el primer árbol que encontró tirado hacia Darky y Axhel, que se teletransportaron varios metros a un lado. Al reaparecer, el pequeño ser decidió transformarse, haciendo mutar su cuerpo hasta alcanzar los dos metros de altura y verse tan bestia y musculoso que no podría ser reconocido como el adorable Darky.

—¿Para qué gastas tus energías? Conmigo basta para hundirle.

—Cierra la boca. Aún no alcanza el éxtasis para que puedas decir eso.—replicó el monstruo antes de ser interrumpido.

Un par de rocas fueron lanzadas, pero con sus enormes brazos las hizo añicos protegiendo también a Axhel. Quien, por su parte, las pupilas y marcas también había vuelto a enrojecer. Él sí que estaba extasiado.

“¡Los voy a llevar conmigo, tiernos!"

—Si no pudiste vencerle al latón herido, imagínate a mí, ¡maldito!—el chico brincó y ante todos los demás proyectiles que le lanzaban solo reaparecía en otro sitio buscando acercarse al enemigo.

Darky no se quedó sentado, esta vez fue desencadenado, rompiendo con su cuerpo cada roca o pedazo de árbol lanzada en el camino hasta llegar incluso antes que su compañero a destino. Con fuerza bruta le empujó luego de caer encima de su rostro, haciéndole perder el equilibrio. Con puñetazos empezó a deformarlo aún más hasta que fue separado por los brazos de la criatura que intentaba deshacerse de él.

Aunque su calma no obtendría. El chico llegó para rellenar el espacio de su compañero, desenvainando sus dagas oscura y carmín. En el aire intentó ser detenido por la larga cola del monstruo, pero solo saltó encima de ella y, con el impulso, también se abalanzó sobre el arrugado rostro y lo desgarró deslizándose sobre este con ellas.

Darky a su vez, estrujó los delgados brazos que le sujetaban desde la cintura y cayó libre al lado del chico.

“¡Basta de juegos!"

—¡Así me gusta! Por fin decides luchar como se debe por tu vida, pasudo. Casi pensé que no te interesaba ser asesinado.—Axhel levantaba el pulgar aprobatorio. Darky, desde el otro extremo, le miraba sin comprender cómo podía jugar desconociendo la verdadera situación que enfrentaban.

La criatura lanzó un rugido vigoroso. El hasta ahora huesudo cuerpo empezó a rellenarse de masa muscular y crecer otro tanto más hasta los nueve metros. Todas las heridas, salvo las de quemaduras, sanaron. Su columna vertebral había adquirido protuberancias idénticas a las que rodeaban la cabeza, y sus garras crecieron así mismo.

—¡Increíble! Ahora sí pareces más intimidante. Antes solo eras feo. La imagen lo es todo.

Enfuriado, inició otra oleada de ataques contra el par. Lanzaba sus manos con desdén intentando atraparlos, golpeaba por todos lados con la cola tratando de contrarrestar la velocidad de Darky y las constantes teletransportaciones de Axhel.

—¡Pero así no creo que logres nada!—seguía provocando mientras se desplazaba.

El boab tumbado bajo Darky fue levantado, la criatura saltó esquivando y con ambos brazos lo detuvo antes de que fuese usado en la contra. Ambos iniciaron un forcejeo. Al tener sus brazos ocupados, Axhel nuevamente burló la cola que lanzaba constantes azotes y con un par de reapariciones estuvo justo encima de su nuca para acabarlo y demostrar a Darky su punto.

«Así que puedes manipular tus apéndices a este nivel.» Cuando fue a cortar el cuello, la corona se transformó cubriendo toda la zona y varias cuchillas salieron despedidas desde la columna, logrando herirle ligeramente y que recibiese luego en su estómago un golpe directo con la cola que le mandó metros atrás.

Su compañero, por otra parte, con una demostración de fuerza bruta, ganó el intercambio y colocó el tronco contra el pecho del enemigo haciéndolo retroceder. Sin andarse con juegos como Axhel, corrió sobre el árbol, directo a por su cuello. Aunque, se vió detenido por los brazos cruzados del enemigo, de los cuales crecieron sorpresivamente un par de apéndices más para repelerle y luego terminar descruzándolos, pretendiendo cercenarlo cual tijera por la mitad.

Una roca fue despedida esta vez por parte de Axhel desde atrás, quien la alzó sobre su cabeza y proporcionarle la velocidad suficiente para que impactara en seco sobre toda la espalda del ser. —...No le hice ni cosquillas...— se desintegró ante todas las cuchillas en la zona.

“Verán cómo se les acabarán las risas, tiernos."

Con su sonrisa recuperada, la criatura cocinó su nuevo ataque. Los compañeros se miraron desde la lejanía sin comprender. Del cuerpo de la abominación germinaron decenas de cuchillas más pequeñas en brazos, espalda, abdomen, piernas y cola. Todas fueron despedidas erráticamente sin cesar. El enorme ser ahora carcajeaba de forma grotesca.

Darky se refugió entre los troncos que yacían cortados y, aun así, no estaba seguro. Algunos apéndices metálicos lograban atravesar la madera y no tenían fin. Lo más rápido que pudo, Axhel alcanzó la posición de su compañero, por suerte sin ser dañado por ningún proyectil más.

—¿Entonces podías acabarlo tú solo, duende?

—...Parece ser un poco más fuerte de lo que pensé...— el chico intentó asomar su cabeza entre los troncos que les refugiaban a ambos, pero si no la retira al instante, pudo haberla perdido con las cuchillas que se colaron. —Bastante más...— tragó exaltado.

—¡Hhh! La protección en su cuello no es tan eficaz, pero compensa que puede regenerar la corona muy rápido.

—Tenemos que pensar cómo acercarnos antes. Hay muchas posibilidades de que nuestros cráneos sean atravesados por una cuchilla perdida si no tenemos cuidado.— continuó luego de que sujetara a Darky del hombro y reaparecieran un poco más atrás, aún entre troncos caídos, cuando la bestia estaba alcanzando sus posiciones.

”¿Por qué se esconden de nuevo, tiernos? ¡Aparezcan ya!"

—Tenemos que usar todo este sitio a nuestro favor. Es lo suficientemente irregular como para atraparlo como lo hizo el Héroe.—sugirió Darky una vez concibió un plan.—Necesito que te tomes todo el tiempo posible para distraerlo y que le alejes de mí. Yo haré la trampa y luego le traes de vuelta. Allí, sin libertad, acabaremos con él.

Axhel asintió exageradamente. El tener un plan le ponía enérgico.—¡Perfecto! Cuenta con mi inmejorable ejecución.

Culminando por aceptar, su cuerpo se desvaneció mientras levantaba los pulgares. Darky, por su parte, entre los cientos de Boabs caídos corrió. Debía encontrar el lugar perfecto para someter al enemigo.