Capitulo 4 - Maestro

—Punto de vista de Albert Drakewill—

Ver crecer a mi hijo es algo increíble. A pesar de ser tan pequeño aún, a mí me parece que posee una inteligencia sin igual, además de lo curioso que es. Ahora él tiene ya 3 años, casi parece que fue ayer cuando el cumplió uno.

Ahora al hablar con él, muestra un vocabulario y un pensamiento bastante rápido e intuitivo. Eso solo me hace estar más orgulloso de él.

-Solté una pequeña risa-.

Ahora mismo estamos esperando, junto a Eli, a un maestro-portador. Aunque no quiero apresurar las cosas, sé que pueden saber un aproximado del potencial de una persona al crear un lazo temporal con ellos, pero esto solo es posible gracias a un maestro-portador. Por lo que sé, sus lazos son capibaras solares. Esos animales son bastante raros; a Eli y a Kael les parecen tiernos y muy bonitos...

De todos modos, los eligen a ellos, ya que, según los investigadores, éstos roedores son la criatura más amigable que existe. Pueden llegar a ser amistosos incluso con sus depredadores. Eso me parece extraordinario. ¿Podría una persona llegar a ser como uno de ellos?

Yo no creo que podría. Si conociera a alguien que quisiera lastimarme a mí o a mi familia, haría todo lo posible por defendernos en ese mismo instante.

Pero creo que estoy sobrepensando las cosas.

La verdad, estoy bastante nervioso. Solo espero que mi hijo sea alguien capaz de crear un lazo. Aunque si no lo fuera, aún así lo seguiría amando y queriendo como lo que es: mi hijo. ¿Qué importancia tiene un estúpido lazo con un animal desconocido cualquiera comparado con mi propio hijo?

Aunque, muy en el fondo, solo espero que no sea así. La presión y el peso de ser algo parecido a la basura solo porque no puedes enlazarte con una criatura sería demasiado para Kael. ¿Por qué tienen que tratar a las personas incapaces de hacerlo como algo menos? Somos todos seres humanos, somos iguales desde el nacimiento hasta la muerte. Eso no cambia nunca.

Pero yo no escribo las reglas de este mundo. No puedo decidir qué se puede y qué no se puede hacer.

Hijo mío, solo quiero que sepas que rezaré para que tengas éxito en tu evaluación.

Aunque todavía faltaba más o menos una hora hasta que el evaluador llegara, me sentía bastante ansioso. Me encontraba con Kael en el patio trasero de nuestra casa, haciendo un entrenamiento de concentración que empezamos a hacer hace un par de meses. A pesar de su corta edad, parece entender todo lo que le decimos, aunque a veces me gusta decirle o darle instrucciones complicadas. Pero eso no solo lo entiende, sino que lo hace como se le pide. A veces falla o se distrae, pero eso es lo que me hace pensar en todo el desarrollo y crecimiento que tiene por delante.

No me di cuenta de la hora hasta que, por la puerta que conducía al patio, entró el evaluador. Me levanté rápidamente de mi asiento, ya que nos encontrábamos sentados con las piernas cruzadas junto a Kael.

Le tendí la mano al maestro portador para saludarlo. Él la tomó mientras yo hacía una pequeña presentación.

—Buenas tardes, maestro Aleph. Soy Albert Drakewill, ellos son mi esposa e hijo, Elisa y Kael. Le doy las gracias por tomarse el tiempo de poder reunirse con nosotros para una evaluación de potencial. Muchas gracias, en serio. Sé que es difícil hacer esta clase de favor para una persona como usted.

El era un poco mal alto que yo, y eso que mido 1.80. Tenía una cara amable pero decidida. Vestía una gabardina de color blanco con decoraciónes en color azul y dorado en sus hombros. Una camiseta azul y pantalones blancos.

Bien peinado hacia atrás también. Pero el mío es mejor.

—No es nada, señor Albert. De hecho, me alegra que me hayan enviado aquí, ¿sabe? Estos últimos meses han estado bastante pesados. Me encontraba bastante estresado y cansado de todo el trabajo que tenemos que hacer, pero no se lo diga a nadie, ¿quiere? —El evaluador se rió un poco—.

—Pero de todos modos, estamos aquí por otro asunto, ¿no es así? —El instructor desvió la mirada hacia Kael—.

—Hola, pequeño, ¿qué tal estás? Soy el Maestro Aleph Arknite, soy un portador doble de categoría 3.

Wow.

Me sorprendió que el maestro Aleph fuera un portador doble. ¿Cuántas veces en mi vida he conocido a alguien así? Ellos son considerados de élite, incluso si fueran de categoría 1. Es increíble que alguien así evalúe a nuestro pequeño.

—Hijo, preséntate con el maestro Aleph, como te hemos enseñado —le lanze un guiño a mi hijo.

—Muy bien —respondió Kael.

—Hola, maestro Aleph, es un gusto conocerlo. Mi nombre es Kael Drakewill.