Cuando Wendy se había levantado de la cama, Charlie no le había prestado demasiada atención.
Resulta que ella había bajado las escaleras para cocinarle un poco de fideos ...
Era una acción nada impresionante, sin embargo, parecía haber provocado algún tipo de sentimiento en él.
Charlie bajó la mirada y volvió a levantar la cabeza cuando sus ojos habían vuelto a tener una mirada serena.
—Llegas justo a tiempo. ¡Prueba esto! —le dijo Wendy.
Al ver que estaba usando una bata de baño, Wendy dejó los fideos —No cociné demasiado. Sé que no has comido nada en un día entero y que es muy tarde. Probablemente si comes ahora, no lo vas a digerir bien y te caerá mal —continuó.
Charlie jaló una silla y empezó a enrollar los fideos con unos palillos. El delicioso aroma se extendió aún más por toda la habitación, lo que provocó que se le abriera aún más el apetito.