Se escuchó el sonido de tacones altos cayendo al suelo.
Tina bajó la cabeza y usó sus manos para sostener el agua fría para lavarse la cara. No abrió los ojos, pensando que la persona entraba simplemente para responder al llamado de la naturaleza. Sin embargo, los tacones altos cayeron a su lado.
Un bolso incrustado con perlas apareció en su vista.
Tina sacó un trozo de papel de seda y se secó la cara.
Cuando levantó la vista, vio a Mona con un traje blanco y un par de pantalones que dejaban al descubierto su tobillo. Mona levantó ligeramente la barbilla, llevaba un par de gafas de sol y su delicado maquillaje mostraba un rastro de arrogancia.
Mona se quitó las gafas de sol y sacó un pintalabios de edición limitada de su bolso. Parecía que venía a afinar su maquillaje.
Abrió el lápiz labial y miró a Tina con frialdad mientras se lo ponía en la boca, "¡Tuviste suerte la última vez!"
Tina la ignoró.
Ella pensó que no era por suerte, sino por su habilidad.