"¡Buena chica, adelante! Todavía tengo muchas cosas de las cuales hacerme cargo".
Jessamyn se mordió el labio. Cuando se fue, Xenophilius le pidió que se llevara los bocadillos debido a que no tenía apetito.
La mujer bajó las escaleras y se sentó en su auto. Fue entonces que comenzó a gritar de ira y celos: "Vivianna, ¿por qué no te vas al infierno? ¿Por qué siempre apareces para molestarme?".
Jessamyn no era estúpida, sabía muy bien que Vivianna había recuperado la buena impresión que tenía ante Xenophilius. Además, ella era increíblemente atractiva ahora, tanto que incluso Augustine estaba fascinado. Era prácticamente imposible que su exesposo no le prestara atención.
"Mamá, iré a casa a almorzar", le dijo la mujer a su madre.