Viviana se ruborizó de inmediato. No podía creer que Augustine se hubiera atrevido a decirle eso a otra persona. Yazlynn sonrió amablemente y luego dijo: "Bien, ahora debo irme, señorita Vivianna".
"Adiós", respondió Vivianna al tiempo que señalaba la comida que estaba frente al sofá. Sintió deseos de llorar; no podía creer que Augustine estuviera ventilando su intimidad.
Augustine le había dicho a Yazlynn que Vivianna debía comer algo que fuera nutritivo, así que Yazlynn le había llevado a Vivianna comida saludable: nido de pájaro y gachas de avena preparadas en una olla de cobre, al igual que una taza de té de jengibre.
Aquel gesto conmovió a Vivianna. Estaba muy agradecida con Augustine y Yazlynn.
Ella nunca había estado en ese lugar, pero pensó que debía ingerir toda aquella comida. Sin duda era demasiado costosa, así que no hacerlo supondría un desperdicio verdaderamente lamentable.