El marido de Vivianna se casó con ella por su herencia, y después de quitarle todo lo que tenía, la mandó a la cama de un acompañante y le tomó fotos. La amenazó con divorciarse con esas fotos y la obligó a salir de su casa sin un centavo.
Dejó su país de origen en desgracia.
Cuatro años más tarde, regresó a casa como Jefa de Diseño de Joyas y tuvo un hijo de tres años.
Su niño genio le dijo después de bajarse del avión: "¡Conseguiré que el hombre más rico del mundo sea mi papá y te respalde!"
Ella lo tomó como una broma, pero dos días después, su asistente le dijo que el hombre más poderoso del mundo se había robado a su hijo y la invitó a cenar.
Al encontrarse, ese hombre sostuvo a su hijito y le dijo dominantemente: "Es mi hijo!".

Extraño, cásate con mi mamá

Augustine miró al pequeño fijamente con ojos grandes y llorosos. Soltó un suspiro de alivio y tomó su teléfono móvil. Caminó hasta un tranquilo pasillo cercano, buscó el número telefónico de Vivianna y lo marcó.


En ese momento Vivianna estaba comiendo con Linda en el restaurante de autoservicio. Como no tenía mucho apetito solo estaba comiendo algunas porciones de fruta, mientras escuchaba a Linda pontificar sobre sus experiencias con toda clase de hombres.


El teléfono celular de Vivianna, el cual reposaba sobre la mesa, repicó. Lo miró y se percató de que era Augustine quien llamaba. Entonces frunció el ceño y pensó: "¿Por qué quiere hablar conmigo?"


Vivianna pensó en Zeph de inmediato, así que se apresuró a contestar. "¡Aló!"


"¿Dónde estás?", dijo la encantadora y grave voz de Augustine al otro lado de la línea.


Chapter 167 El vestido de noche