"¿No estaba drogada en ese momento?" Vivianna replicó enojada.
"Bueno, después de que terminemos con los asuntos de tu padre, ¿serás mía?" Augustine le preguntó.
En consecuencia, Vivianna se quedó sin palabras, pero aun así murmuró: "No soy de nadie".
"No digas tonterías, y continua". Aquello pareció no ser una simple discusión, sino más bien lo expresó en un tono que no podía ser cuestionado.
Sin dudas,Vivianna estaba tan avergonzada que tuvo que cambiar un recipiente con agua limpia y caliente. Mientras sentía que su cerebro estaba zumbando, tuvo que decidirse y le quitó los pantalones tan pronto como cerró los ojos. De hecho, llevaba puesta la ropa interior que ella le había comprado, lo cual llamó su atención.
"Continúa bajando". Volvió a sonar la voz de Augustine.
Inevitablemente, Vivianna explotó con un fuerte estallido. ¡Las demandas de aquel hombre ya eran demasiadas!