Ya en el auto de Yazlynn, se dirigieron directamente al restaurante. Augustine y su abuelo ya habían llegado ahí.
El auto de la asistente se detuvo frente a la puerta del restaurante. "Señorita Vivianna, la reserva está hecha para el cuarto seis del tercer piso. Puede ir", le pidió Yazlynn.
"De acuerdo, gracias", respondió Vivianna.
"De nada", sonrió la asistente, mirando su figura alejarse. Ella era la mujer más educada y menos pretenciosa que había visto al lado del Augustine. Ahora podía entender por qué al jefe le gustaba tanto ella. Tenía sentido.
Si fuera otra mujer, seguramente ni siquiera se habría dignado a agradecerle. Por ello, en ese momento, Yazlynn no podía imaginar a ninguna otra persona al lado de su jefe.
Vivianna subió hasta el tercer piso y se dirigió hasta el sexto cuarto junto con el mesero, quien la acompañaba con una sonrisa en el rostro.