"Señorita Yulia, espero que nuestra relación laboral sea muy cordial", dijo Vivianna, al tiempo que se levantaba y le tendía la mano.
"Trabajemos juntas en pro de los intereses de la empresa", repuso la otra, al tiempo que se estrechaban la mano.
Ahora se habían conocido oficialmente. Cuando Yulia regresó a su oficina, su teléfono celular repicó. Lo tomó y respondió: "¡Aló!"
"¿Qué opinas del título?", le preguntó Rainy perezosamente.
"No está nada mal. Es más aristocrático de lo que esperaba", repuso.
"No olvides la promesa que me has hecho", le recordó Rainy. "Debes estar al tanto de cada uno de los movimientos de Vivianna. Encontraré el momento oportuno para destruir su reputación y así lograr que deba decir adiós al mundo de la joyería".
"Concentraré toda mi atención en esa tarea", le aseguró Yulia.
"Ten presente que dependes de mí por el momento".
Yulia frunció las cejas y repuso con cierto disgusto: "Te retribuiré tu amabilidad".