Dentro del auto reinaba una sensación de horror. Xenophilius casi se desploma mientras miraba a Jessamyn, quien había sido estrangulada por él. ¿Qué había hecho? ¿Realmente la había matado?
Aunque aquella mujer era codiciosa y merecía morir, él no quería matarla.
Xenophilius jadeaba pesadamente y al mirar el rostro pálido de Jessamyn y su mirada de muerte con los ojos completamente abiertos, su corazón se desgarró ferozmente. No importaba cuánto la odiara, él jamás hubiera matado a nadie.
No, tenía que calmarse, por lo que de inmediato se sostuvo la cabeza intentando tranquilizarse, para luego arrancar el auto y comenzar a conducir.
Entonces, decidió huir de aquel lugar para poder encubrir el asunto.
A continuación, el auto de Xenophilius se alejó a toda prisa de la puerta principal de aquella comunidad. Si quería regresar a su villa, primero tenía que calmarse y luego tendría que destruir la evidencia.