Temprano por la mañana.
Un enorme avión privado volaba por los cielos sobre la Ciudad A. Y en la lujosa cabina, se hallaba una hermosa Vivianna sentada en uno de sus sofás. Había pasado mucho tiempo desde que había disfrutado de este tipo de paisaje; haciéndole sentir renovada. Frente a ella, un guapo Augustine lucía camisa y pantalones de seda blancos.
No podía negar, que en estos momentos era simplemente una hormona andante. Y es que, era toda una pena que ahora estuviese embarazada porque, de lo contrario, ya se hubiese arrojado sobre él. Efectivamente, su condición de mujer encinta no le impedía desarrollar ciertas ideas creativas.
Así pues, se desabrochó el cinturón de seguridad y se sentó a su lado. Luego, se inclinó dulcemente hacia sus brazos y le tomó. De vez en cuando, mataba por explorar los músculos de sus hombros o su sexy barbilla.