Debido a que conocía mejor la ciudad, Mathew tomó la ruta más rápida para llegar a casa de su novia después de salir del bar. Por ello, cuando llegó, Henry aún no estaba ahí.
Una vez allí, ignoró por completo su vergüenza y dolor. Esa noche, quería ganar la simpatía de su novia. Subió las escaleras y buscó la puerta de su departamento para tocarla. Luciana no lo había invitado nunca a pasar, pero, cuando la llevaba de regreso a casa, podía ver cómo encendía las luces de su habitación. Por tanto, pudo adivinar cuál era su departamento.
En efecto, fue Luciana quien abrió la puerta. Al ver a su novio al frente, parado bajo el umbral de la puerta con la mejilla hinchada, se sintió preocupada. "¿Te encuentras bien? Déjame acompañarte al hospital", le dijo.
"No es necesario, Lu. Solo pon un poco de hielo sobre mi mejilla. Duele mucho. Ese bast*rdo me golpeó muy fuerte".
"¿Por qué lo hizo?", preguntó ella mirándolo mientras envolvía unos cubos de hielo de la refrigeradora en una toalla.