El hombre sentado en el asiento trasero vestía un traje muy formal. Su cabello oscuro peinado hacia atrás revelaba un apuesto rostro de finos rasgos. Incluso dentro del auto, podía transmitir una elegancia e imponencia naturales muy fuertes.
Cuando lo miró, pese a no saber cuánto había pasado, ella se sintió muy extraña. No pudo evitar sentirse ensimismada por él.
Aquel hombre en el auto realmente transmitía el aura de un líder del país.
Farid miró a la joven parada frente a la ventana. Jadeaba ligeramente. Él no dijo palabra, pero sus sensuales labios se curvaron en una sonrisa. "Llegas tarde", dijo.
Por supuesto, Sara sabía que llegaba tarde. En su camino, tuvo que pasarse varias luces rojas antes de llegar a detener el convoy.
"Tú... ¿podrías no ir?", le preguntó, sabiendo que no podía encontrar ninguna buena razón para hacerle cancelar su presentación.