Cuando Vivianna escuchó esas palabras, miró hacia Henry, quien también la estaba mirando con sus profundos y penetrantes ojos. Ella sentía una especie de impotencia, como si no pudiera resistirse al destino. Tenía demasiadas preguntas, pero todo parecía indicar que estaba relacionada a ese hombre.
El anciano comenzó a hablarle. "Pequeña Lu, eres más hermosa de lo que imaginaba. Ven, siéntate y habla conmigo".
"Abuelo, debo decirte algo. Lu ha perdido la memoria por alguna razón, pero estoy seguro de que es ella", informó Henry.
"¿Qué? ¿Perdiste la memoria?", preguntó el anciano, sorprendido.
Ella asintió. "Sí, eso es cierto".
"¿Qué sucedió, niña? ¿Qué cosas tan terribles sufriste?"
"Abuelo, dejemos que sea el médico quien investigue su condición".
"Es una pena. Cuando caí preso de la guerra, tu abuelo me salvó la vida. Sin él, no habría podido vivir para tener una familia, así que no te preocupes, niña. Mi nieto te amará por el resto de su vida".