Luciana se esforzó por controlar sus emociones; no quería que se advirtiera la decepción que sentía. Ella observó la isla de Henry y le dijo: "Quédate aquí y habla con tu amiga un rato. Mientras tanto yo iré a echar un vistazo alrededor".
Entonces Henry se sintió ansioso. Él supuso que Luciana lo había malinterpretado y estaba enojada con él, así que rápidamente la aferró y le dijo: "Iré contigo".
"No será necesario, puedo caminar sola", repuso ella. Tras haber dicho aquello, Luciana se soltó de sus brazos y se dirigió a un pequeño sendero. Henry quiso ir tras ella, pero Annie lo detuvo de inmediato. "¿Qué acaba de decirte ella, Henry? ¿Acaso no le agrado?", le preguntó ella a Henry.
"Ella no pretende hacerte daño. No hagas especulaciones sobre ella", repuso él. El semblante de Henry se ensombreció, pero Annie no lo soltó y lo recriminó: "Tú y yo somos viejos amigos. Me sorprende que me trates así".