La policía se puso a investigar exhaustivamente el caso del reloj perdido. Por la tarde, dos oficiales fueron al hotel para hacerle unas preguntas. Henry cooperó con ellos porque ansiaba encontrar su reloj.
Después de que la policía descubriera quién era él, descartaron la idea de que fuera un estafador que buscaba dinero del hotel. Ese hombre era un millonario, por lo que era imposible que hiciera algo como eso solo para obtener dinero.
Los oficiales recopilaron diversas pruebas y, por la tarde, elaboraron algunas teorías al respecto. Acusaron a Martha, quien había renunciado justo ese día. Se veía más sospechosa, mucho más que la actual acusada Luciana.
La habían interrogado varias veces. Para ella, esa situación fue como una pesadilla, pues odiaba estar sentada frente a la policía por horas, respondiendo preguntas y siendo observada como si fuera una criminal.
Era como si de repente hubiera aparecido una gran mancha en su vida, la cual era imposible de borrar.