Después de que Henry terminara de cancelar la tarjeta, lo primero que hizo fue decirle a su gente que saliera. No importaba dónde estuviera Luciana, en algún momento tenía que volver a casa, así que ahí podría encontrarla. Sin importar qué, debía verla hoy.
En ese momento, Luciana tenía una entrevista. Había tenido suerte de encontrar otra oportunidad después de ser despedida de la villa. Por ello, estaba feliz. El trabajo era en una empresa de publicidad. Y, aunque no encajaba ahí del todo, no le era fácil encontrar otro trabajo.
¿Cómo entonces rechazaría esa entrevista?
Aguardó con nerviosismo. Pronto, una asistente la llamó. "Luciana, es su turno. Por favor, pase".
La joven se puso en pie con una sonrisa y la siguió. Antes de ver con claridad a los entrevistadores, solo pudo escuchar una placentera voz masculina que lucía sorprendida: "¿Pequeña Lu?"